Un cuaderno de bitácora para navegar por la historia del arte. Cada entrada está relacionada con algunos de los estadios de la creación artística a lo largo de la Historia. Desde la Prehistoria hasta la más rabiosa actualidad. Todo un curso al ritmo pausado del calendario. Para aquellos que consideran que el arte existe porque la vida no es suficiente.

12/17/2012

actividades sobre la escultura románica


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CLAUSTRO DE SANTO DOMINGO DE SILOS (BURGOS). CRONOLOGÍA: 1130. Detalle de uno de los pilares angulares del claustro. 

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El claustro de Santo Domingo de Silos.

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Relieve de la DUDA DE SANTO TOMÁS

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Relieve de la anunciación de la Virgen María.

ACTIVIDADES:
Identifica y clasifica la obra propuesta: el claustro de Silos, los relieves.
Realiza el análisis formal y estilístico de los dos paneles escultóricos que se detallan en esta entrada.




11/21/2012

LA ARQUITECTURA ISLÁMICA

En verdad, que lo menos provechoso para un creyente y lo que devora su riqueza, es construir” (Mahoma)

En este pasaje del Corán, Mahoma no estaba expresando un rechazo personal a la arquitectura, sino la incomprensión que toda cultura nómada manifestaba ante ella.
Cuando eran nómadas, los árabes vivían en jaimas, unas tiendas hechas de pieles de camello que montaban y desmontaban cada día en el curso de sus viajes por el desierto. Este sistema de habitación quedó fuertemente anclado en la mentalidad islámica incluso después de varios siglos de vida sedentaria, lo que se tradujo en un concepto arquitectónico en el que la economía de medios y la rapidez de construcción resultaban más importantes que la monumentalidad.
La arquitectura islámica recoge, sintetiza y difunde los procedimientos ancestrales de construcción, tanto en estructuras como en técnicas y materiales. El punto de partida es, pues, el creciente fértil, donde había tenido su origen una cultura arquitectónica basada en la explotación de las posibilidades técnicas de materiales deleznables, fundamentalmente del barro. Los muros y las bóvedas de adobe permitían también crear interiores frescos en regiones que, como en las que nació y se difundió el Islam, tienen un clima caluroso. La funcionalidad de la obra es decir, la adecuación de materiales y formas a las necesidades inmediatas, constituyó el criterio rector de toda la arquitectura islámica.
El mismo sentido tiene la elección de materiales constructivos donde, en contraste con la tradición occidental de sillería de piedra, se advierte una preferencia por los materiales deleznables ( madera, barro y yeso) más baratos y que permiten una construcción más rápida. El valor genuino del arte islámico consiste en su capacidad de conseguir el efecto de riqueza y monumentalidad simplemente a través de la manipulación de estos materiales. El muro se reviste con materiales duros e impermeables, como la cerámica vidriada o el estuco, para preservarlo del roce y de la humedad y evitar así su ruina.
Este sistema de enmascaramiento de estructuras hay que considerarlo otra pervivencia más de las tradiciones beduinas, relacionada con el recuerdo de los tapices y las alfombras con las que decoraban sus jaimas. Las telas ricamente decoradas, las joyas y los cofres en los que se guardaban, constituían la parte más significativa del mobiliario de la vida nómada y el símbolo del poder. Por ello, el sistema decorativo de los paramentos arquitectónicos adoptó los motivos y los esquemas compositivos de la decoración textil, produciendo el efecto de tapices colgados. (…)
El repertorio de técnicas artísticas conoció en el mundo islámico un desarrollo muy importante gracias al contacto con pueblos que, como el chino, el persa o el bizantino, tenían unas tradiciones artesanales muy ricas. La técnica de la cerámica vidriada desarrolló fórmulas tan sofisticadas como a de reflejos dorados o la del alicatado, un sistema de revestimiento del muro que sustituye al mosaico y en el que piezas de formas y colores diferentes encajan entre sí como un rompecabezas, formando diseños geométricos. Estos mismos diseños geométricos los encontramos proyectados en las obras de ataujería (los artesonados de madera, que constituyeron uno de los sistemas de cubiertas más utilizados del mundo hispanomusulmán) o de damasquinado (la técnica que consiste en decorar objetos de bronce o de hierro embutiendo en ellos hilos de metales preciosos).
La razón de que, en general, el arte islámico sea anicónico, hay que buscarla en las tradiciones beduinas, en las que la vida nómada hace inviable el desarrollo de actividades artísticas como la escultura o la pintura mural. En la cultura beduina la imagen estaba en la poesía y en los cuentos que se trasmitían de padres a hijos por tradición oral. Imágenes que representaban las coordenadas y los valores de la vida del desierto, un universo mineral y abstracto donde el agua, las estrellas y las piedras preciosas son sus constantes referentes poéticos.

LA ARQUITECTURA.
La arquitectura islámica es un síntesis de elementos bizantinos, cristianos, coptos, etc. La carencia, en un principio de un estilo propio, hace que se dejen influir intensamente por los estilos de los pueblos conquistados. La amplitud geográfica del imperio explicará la variedad de formas y soluciones que ellos acabarán sistematizando y universalizando.
Podemos destacar los siguientes rasgos:
Þ La altura de los edificios suele ser escasa, siendo una constante la armonía e integración del edificio en el paisaje circundante. Los orígenes geográficos del islam y el sentido religioso de su arte condicionan este factor: el desierto impone la horizontalidad y el primitivo nomadismo de los beduinos árabes, la preferencia por edificios de escasa envergadura (jaimas que se montan y transportan con suma facilidad).
Þ El edificio más importante es la mezquita, centro de reunión y oración de la comunidad de creyentes (Umma). También se construyen palacios, mausoleos, medersas, etc.
Þ Los materiales que se usan con mayor frecuencia son el ladrillo o el mampuesto, el yeso, la madera y, en menor medida, la piedra por sus mayores exigencias técnicas y constructivas.
Þ La arquitectura no muestra un gran interés por los problemas constructivos; los edificios suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que destacan las semiesferas de sus cúpulas y las altas torres o minaretes de sus mezquitas.
Þ la columna y el pilar mantienen su función como soporte, pero dada la ligereza de las techumbres de madera, generalmente son delgadas.
Þ Utilizan una gran variedad de cubiertas abovedadas: cúpulas, bóvedas de crucería, gallonadas, caladas, etc.
Þ Del arte visigótico español toman el arco de herradura que, más tarde, se extenderá por todo el mundo islámico. Otras variedades con un marcado carácter decorativo son: arcos polilobulados, de herradura apuntados, etc. También es característica la dicromía de las dovelas.
Þ Destaca su profundo gusto por la decoración interior que, con frecuencia, no se talla en la piedra misma, sino en placas de piedra de escaso grosor o de yeso, que se aplican después sobre el muro. El gusto por la policromía hace que las formas decorativas de los tableros de yeso se realcen con vivos colores y que se conceda un papel muy importante a la cerámica vidriada. La madera es también un elemento valioso, enriquecida con temas menudos y delicados.
Þ La decoración musulmana es de tipo anicónica y antinaturalista. Salvo en algunas escuelas, se excluyen los temas animados (antropomórficos y zoomórficos), reduciéndose a los de carácter vegetal (ataurique) y geométrico (lacería). Predomina, pues, el aniconismo y la abstracción. La decoración de tipo vegetal se denomina ataurique; la de carácter geométrico, de lazo o lacería; la de caligrafía, cúfica o nasjí. El arabesco pasa por ser la máxima expresión de la calidad abstracta de la decoración musulmana.
Þ La decoración islámica, contra el efecto de fantasía desbordante que sus temas menudos y numerosos producen en un primer momento, es hija del placer por la reiteración, y no de un deseo de variedad. Se trata de series que se repiten una y otra vez (como las suras del Corán) creando una sensación de infinitud.


Las artes plásticas condicionadas por su carácter anicónico-religioso, no alcanzan un gran desarrollo, salvo en la iluminación de libros científicos y, sobre todo, en la cerámica y los alicatados.


EL ARTE ISLÁMICO: LA ARQUITECTURA.
LA MEZQUITA
El monumento capital es la mezquita (MASYID), lugar de oración para la comunidad musulmana (Umma), que tiene escasas exigencias arquitectónicas. En realidad, basta con un espacio de terreno libre de impurezas, incluso sin cubierta alguna, donde el musulmán ora en dirección a La Meca. Pero las primeras mezquitas de Siria no tardan en crear un tipo monumental de planta rectangular, donde, a sus orígenes en la casa de Mahoma en Medina, se pueden añadir el eco de las basílicas paleocristianas.



Su estructura es, con frecuencia, como sigue:

· El patio o SAHN, a cielo descubierto, rodeado de una arquería o un muro y con una fuente o SABIL para las abluciones rituales que preceden a la oración, que suele estar cubierta con un templete. En uno de sus lados se sitúa la torre AL-MINAR Ó MINARETE, que puede tener diversas plantas (cuadrada, octogonal, etc.), desde donde el almuédano llama a la oración. El patio precede a la Sala de oración, dividida en numerosas naves o HARAM, orientadas perpendicularmente hacia el muro o QUIBLA, que da frente al este, en dirección a La Meca. En este muro se abre un nicho generalmente en el eje central, o MIHRAB, que es el lugar santo de la mezquita y suele estar profusamente decorado. Su origen puede estar en los ábsides paleocristianos o bizantinos. Ante el mihrab se sitúa la MAXURA, un recinto generalmente cercado por estar dedicado al califa o al imán; junto a la maxura se suele situar un púlpito o MIMBAR, desde el que se lanzan sermones a los fieles.
· En época abasida se suelen añadir unas salas abovedadas, cerradas en tres de sus cuatro lados, llamadas IWAN.

EL ARTE ISLÁMICO: RASGOS GENERALES.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ARTE ISLÁMICO

Para reforzar nuestra visión sobre el arte islámico, convine subrayar los siguientes aspectos:


ANICONISMO
El arte islámico es ICONOCLASTA, porque el Dios único en el que creen los musulmanes no se puede representar en imágenes. No hay, por tanto, imágenes en las artes plásticas, ni en el interior de sus mezquitas. La excepción la constituyen algunas manifestaciones en el ámbito iraní (chiíta) y en los códices que contienen ilustraciones sobre algunos temas.
Cuando Mahoma destruyó los ídolos reafirmó la idea central de la trascendencia de Dios, que hace imposible poseer una imagen de Él, pero sobre todo reforzó la idea de que ningún artista puede competir con la divinidad en la creación de seres reales. Así, aunque el Corán, no prohíbe expresamente la representación de figuras, el arte islámico evita "crear" figuras porque que esta facultad sólo se le reserva a Dios.

ESTILIZACIÓN
Las artes plásticas del mundo islámico son ANTINATURALISTAS. Se trata de recrear, a través del arte, un ambiente puramente religioso, donde no cabe la representación de la realidad. Es, por tanto, una manifestación del misticismo y la espiritualidad de los musulmanes. Por ello abundan las composiciones geométricas y abstractas.

• La composición geométrica se usó también para evitar toda representación humana de la divinidad. En el arte, el entrelazado geométrico fue la forma en que se plasmó la idea de unidad divina proclamada por Mahoma y subyacente en la infinita variedad del mundo según el Islam.

• La armonía del mundo se expresa para el arte islámico en la complejidad del entrelazado geométrico, porque en la unidad se muestra la multiplicidad y la multiplicidad se encuentra en la unidad.

• La ornamentación geométrica siguió el trabajo de los matemáticos árabes, que fueron los más notables del mundo medieval. La base de muchos de los patrones geométricos es una estrella central con las puntas mirando en todas las direcciones para formar una compleja red de líneas que se cruzan entre sí. En todos los casos el objetivo era el mismo: romper el espacio bidimensional en partes pequeñas para agradar a la vista y retar a la mente.


MUTABILIDAD
Se basa en el principio de que sólo Dios es eterno y, por tanto, el único que permanece inalterable en el tiempo. Todo lo demás cambia. El arte no aspira a la perduración, como en Roma, sino que prefiere mostrar la condición efímera y cambiante de las cosas. Lo único verdaderamente inalterable es Alá.

La mutabilidad de las cosas se expresa a través de los recursos ornamentales. Con los efectos de luz se consiguen sensaciones de desmaterialización arquitectónica (reflejos, contrastes de color, etc.). Los materiales que se emplean son pobres (yeso, ladrillo, madera), pero revestidos con gran riqueza.

La disposición reiterativa y repetitiva de los recursos ornamentales, que se multiplican hasta el infinito, generando sensaciones de movilidad, agitación y densidad ornamental (Horror vacui).

LA DECORACIÓN EN EL ARTE ISLÁMICO

• Puede decirse que el arte islámico consiste en un número relativamente limitado de formas simples, muchas de las cuales pueden ser usadas intercaladas en diferentes medios. Estas formas básicas son de nuevo elaboradas a veces hasta un grado extraordinariamente complejo.
• La ornamentación islámica tiene un vocabulario particular y sus principales categorías son: caligráfica, vegetal (ataurique), geométrica (lacería) y figurativa (muy escasa). Todas estas formas heterogéneas se combinan para formar un todo estilísticamente único. Figuras de animales y humanas se entrelazaron, de acuerdo con determinadas leyes rítmicas, con diseños geométricos o con arabescos para la serie de eslabones de una sola cadena.
• Los motivos vegetales se utilizan ampliamente en el arte y la arquitectura islámica, pero los artistas musulmanes no buscan la similitud con el mundo natural, al contrario, procuran dar a sus diseños una apariencia abstracta e irreal.

LA CALIGRAFÍA
• Las figuras fueron sustituidas en el arte islámico por la escritura sagrada, que puede considerarse como la manifestación visible del verbo de Dios. La lengua árabe es para el Islam una lengua sagrada, pues es la lengua de la revelación y del Corán.
• La caligrafía árabe es considerada en el mundo islámico como la expresión artística más apreciada porque otorga una forma visible a la palabra revelada de Dios. En el primer capítulo del Corán, Dios es descrito como el Todopoderoso "que enseñó al hombre a través de la pluma".
• Una actividad profundamente venerada es la copia del Corán, porque está hecha al servicio de Dios. De ahí que el arte del libro (caligrafía, encuadernación y adornos) siempre se ha tenido en la más alta estima dentro del mundo islámico. Por ello, las escuelas de escribanos se encuentran frecuentemente junto a las mezquitas.
• La caligrafía pasó a ser parte fundamental de la decoración de edificios civiles o religiosos.


EL ARABESCO
• La ornamentación floral tuvo una amplia difusión en el arte islámico y su manifestación más característica es el arabesco. Arabesco significa cualquier patrón que se repite, basado en enredaderas de volutas y hojas. Los arabescos pueden encontrarse debajo de otro ornamento, también pueden servir como paisaje o contexto en el que hombres y animales se desvanecen.


LAS ARTES INDUSTRIALES
• La mayoría de los objetos del arte islámico tienen un uso práctico. Las alfombras por ejemplo, han tenido diversos usos en la historia musulmana: para la oración, para cubrir el suelo usado por el devoto; o como "mueble" de viaje entre los árabes nómadas, quienes las usaban como manta, para guardar artículos domésticos, para cubrir mesas o como cojines para descansar.
• En los diferentes centros artesanales del mundo islámico se crearon magníficos ejemplos de las diferentes artes industriales. El arte textil se desarrolló ampliamente, en especial la confección de telas de lujo, bordadas en oro y plata. Además abundaron los talleres especializados en la creación de mosaicos, vidrios ornamentales, trabajo en metal y talla en madera.
• Una de las invenciones técnicas que difundió el arte islámico es la creación de alfarería con reflejos metálicos, a imitación del delicado trabajo del metal.

EL ARTE ISLÁMICO: CLAVES HISTÓRICAS DE LA CIVILIZACIÓN ISLÁMICA.

















EL ARTE ISLÁMICO: PRESENCIA E INFLUENCIA EN OCCIDENTE.
CONDICIONANTES HISTÓRICOS

El surgimiento de la civilización islámica tiene su origen en el impulso de la nueva religión predicada por Mahoma (571-632) y su capacidad de unificar a los pueblos nómadas del interior de la península de Arabia con los habitantes de las ciudades costeras del Yemen y de la franja litoral del Mar Rojo. Mahoma galvaniza algunas vivencias extendidas entre los pueblos del desierto (reconocimiento de la ciudad santa de La Meca, hábito de emprender peregrinaciones, culto a dioses locales, papel dirigente de una tribu concreta, etc.) y comienza en La Meca la predicación de una fe que reúne verdades de estirpe judaica y zoroástrica, junto a ancestrales prácticas de las tribus árabes. El credo predicado por Mahoma trataba de armonizar el mantenimiento de ciertos valores ligados a la vida nómada con una nueva fórmula religiosa que respondiera a las exigencias del nuevo género de vida surgido del comercio y el carácter urbano de la civilización que estaba formándose en torno a ciudades como Medina, corazón de las rutas caravaneras que unían, a través del desierto, oriente y occidente. Entre estos viejos valores estaban el patriarcado dentro de un sistema de relaciones tribales y la obligación de seguir ciertas prescripciones dietéticas. El rechazo de su propia ciudad le obliga en el año 622 a protagonizar la Hégira o huida hacia Medina, acontecimiento que servirá de punto de partida para la cronología musulmana.
A la muerte de Mahoma el Estado teocrático fundado por él se extendió rápidamente por toda Arabia, Siria, Persia y Egipto. En su expansión los musulmanes adoptan y nacionalizan las formas vigentes en las tierras conquistadas, rebosantes de reliquias del arte romano, bizantino, persa, visigodo, etc. Así se explica el hecho de que una religión surgida en el desierto incorpore con decisión bellas formas para sus lugares de culto.

Podemos establecer dos etapas para los primeros tiempo de expansión y consolidación de la civilización islámica clásica, que coinciden con el reinado de las dos primeras dinastías que lograron mantener unido el imperio árabe:

1. El período de la dinastía Omeya (el Califato Omeya 661-750). Las conquistas más espectaculares se produjeron hacia occidente, pues tras someter a los bereberes norteafricanos, el camino hacia la península Ibérica quedó franco. Las disensiones entre las distintas facciones visigodas facilitarían la penetración y rápida conquista en el año 711 del reino visigodo por parte de los árabes. La expansión musulmana en occidente será frenada por los francos en 731, en la batalla de Poitiers, fijándose en los Pirineos el límite máximo de progresión islámica en occidente. En la primera mitad del s. VIII se estabilizaron las fronteras políticas de lo que será el mundo musulmán clásico, donde se asentará su civilización y, por tanto, también su arte. Damasco, la capital de Siria, convertida en el centro político del imperio árabe será, también, su principal centro creador.

2. El período Abbasi (el Califato Abbasi 79-945), en esta segunda época las fronteras políticas dejan de coincidir con las fronteras religiosas, pues hay territorios como Al-Andalus, el Norte de África y las zonas ocupadas de la India, que escapan a la autoridad política del califa. La capital se ha trasladado de Damasco a Bagdad (la actual capital de Irak) y la influencia persa crece de forma notable en la cultura y el arte islámico.

La evolución política posterior, especialmente la preponderancia que tendrán las dinastías turcas, tendrá una profunda influencia en el ámbito cultural y artístico. Geográficamente el Islam llegará hasta las lejanas tierras de Indonesia por oriente, después de haber penetrado el centro del continente asiático y el africano. El Islam sigue siendo, aún hoy, una religión en expansión a escala mundial.

El Islam Como sucede con el cristianismo, el Islam pertenece a una nueva generación de religiones que no tiene una base tribal, sino que se dirige al individuo. Pero quizás va más lejos en su ruptura con las viejas fórmulas religiosas al suprimir el sacerdocio o, lo que es lo mismo, predicar el sacerdocio universal. La liturgia, por tanto, se reduce a la oración individual y su instrumental sencillamente no existe. Una fe de contenidos simples y abstractos a los que corresponderá un arte que se puede definir con los mismos adjetivos. Mahoma asumió la tradición monoteísta hebraica, incluyéndose él mismo en la nómina de profetas como el último y definitivo portavoz del mensaje divino. Como otros profetas, la tradición refiere su ascensión al cielo desde una roca situada en el lugar donde estuvo el templo de Salomón. La construcción de la Cúpula de la Roca (669) constituyó, pues, un gesto de apropiación simbólica de un lugar sagrado para judíos y cristianos, reafirmando con ello el carácter superador que tenía el Islam en relación con la tradición judeocristiana. Mahoma se considera, por tanto, un profeta divino que viene a culminar la labor de los profetas del antiguo Testamento hebreo y del propio Jesucristo.
Mahoma es un coreichita de La Meca y desde muy joven se dedica al comercio, despreciando a los nómadas del desierto. Su mente estaba impresionada por la barbarie de los árabes y por el pasado esplendor de las culturas sabeas, de las cuales La Meca era un eco apagado. Como todos los semitas se siente empequeñecido ante Dios. Esta pequeñez humana ante el poder absoluto de Dios es quizás un resultado natural de la psicología del desierto (en el que han surgido todas las grandes religiones monoteístas).
Mahoma acepta el monoteismo hebreo y cristiano (las religiones del Libro, la Biblia), como base de su nueva religión.
El Dios de los árabes recibe el nombre de Alá
. Las revelaciones en forma de máximas o aforismos que Mahoma recibía cuando caía en éxtasis, fueron recogidas por sus discípulos y recopiladas bajo el título de Al-Koram. Este libro recuerda el Talmud judío y los Evangelios apócrifos. La doctrina de Mahoma es muy sencilla. Un monoteísmo universal reducido a sus elementos más simples. La vida futura (el paraíso) que promete esta religión está dibujada con imágenes materiales, especie de dibujos placenteros u horribles de fácil captación para los rudos beduinos del desierto. Sus preceptos no pueden ser más simples: hermandad, ayuda mutua y limosna, en el campo social; abluciones, oración (cinco veces al día en dirección a La Meca) y prohibiciones dietéticas, en el campo individual. Mahoma siguió fiel a la peregrinación a La Meca y a la “Piedra Negra”, que se interpretó como un anticipo de la revelación monoteísta. Abraham fue considerado fundador de la Kaaba y se entroncó la religión musulmana desde el bastardo Ismael, separándola de la descendencia de Isaac, que dio lugar al pueblo hebreo. El nombre que tomó esta religión, Islam, significa “abandono a la voluntad de Dios” y resulta significativa de la esencia providencialista y fatalista de estas creencias. Los fieles del Islam, se llaman “muslimes” o musulmanes (sometidos). Mahoma concibe la “Guerra Santa” (Yihad) como una forma de combate interior e individual contra el mal, pero también como un medio para facilitar la expansión del Islam a través de las armas. Se siente un instrumento fatal en las manos de Dios, llamado a difundir por todo el mundo su religión, por la fuerza incluso si era rechazada. El entusiasmo religioso que despertó esta religión, uno de cuyos ideales era morir en combate, hizo invencible al ejército árabe en los primeros tiempos. En la actualidad el auge del integrismo islámico (la variante más fanática del Islam) ha revitalizado este entusiasmo a través de los terroristas suicidas que, al morir en combate según su propia percepción, se convierten en mártires y, por tanto, van directamente al paraíso islámico.
El Corán no es sólo un libro religioso, sino que regula toda la vida musulmana y es el código fundamental de los musulmanes. Está dividido en 114 Suras o apartados. El otro libro que recoge la tradición es la “Sunna”, recopilada por el teólogo Al-Bochari. Las obligaciones de los musulmanes son el ayuno, prescrito desde el alba hasta la puesta del sol, durante el mes del Ramadán, noveno mes del año lunar árabe; la limosna y la hospitalidad para con todos los musulmanes y los extranjeros; la ablución (limpieza y purificación), la oración cinco veces al día y la peregrinación a La Meca, al menos una vez en la vida, de todo musulmán piadoso. Permite la poligamia y prohibe algunas comidas, como el cerdo, el alcohol, etc.
Las dos grandes sectas o corrientes musulmanas están relacionadas con las diferentes interpretaciones que se producen del mensaje de Mahoma tras su muerte. La Sunnita u ortodoxa, partidarios de la familia Omeya, aceptaban el Corán y la Sunna. Sus partidarios pertenecían a las clases ricas de Arabia y de los nuevos países conquistados. La Shiíta, no aceptaban la Sunna y creían que la interpretación del Corán (al que añadían un capítulo enalteciendo la personalidad de Alí, yerno del Profeta Mahoma, al que se mitifica), debía de hacerla un personaje, el mejor musulmán, un imán, que debía buscarse entre los descendientes directos de Mahoma. Contaron con el apoyo de las clases populares y eran partidarios de una visión más rigorista de as normas que contiene el Corán; geográficamente enraizaron en el actual Irán, la antigua Persia. Actualmente la mayoría de los musulmanes son sunnitas; los shiítas dominan el actual Irán (donde existe un régimen teocrático controlado por los ayatolahs, el clero musulmán) y están esparcidos por diferentes regiones del próximo oriente.
La expansión del Islam entre los árabes y entre los pueblos que posteriormente se islamizaron, se debió tanto a los frutos de la predicación como a la guerra. Islam en árabe significa sumisión y, generalmente, al sometimiento militar sucedía la conversión religiosa, favorecida por las ventajas socioeconómicas que el nuevo estado ofrecía a quienes se sometían al Islam. Este hecho, junto al perfil igualitario de la comunidad religiosa (Umma), explican su rápida difusión, especialmente entre las clases populares del creciente fértil, primero, y de amplias regiones de las zonas áridas de Asia y África, después.
Los musulmanes copiaron gran parte de sus órganos de gobierno de Persia y Bizancio. El poder central era absoluto y teocrático y descansaba en la persona del “Califa”, que es el jefe político y religioso de los musulmanes. Esta unión del poder político y religioso es uno de los elementos que todavía hoy dificultan la modernización política y social de las sociedades musulmanas, debido a la gran influencia que tiene el clero islámico en todas las esferas de la vida social, política y cultural. El ejemplo reciente del régimen Talibán en Afganistán, o el régimen islámico de Irán, son claros ejemplos de este fenómeno.

La expansión del Islam en occidente: la España musulmana. En su expansión hacia occidente, los musulmanes árabes y sirios desembarcan en tarifa en el año 711 y vencen a los visigodos en la batalla de Guadalete. No son más de 35.000, pero conquistan con relativa rapidez el reino Visigodo, muy debilitado por las luchas internas. Los nuevos invasores predican la igualdad, liberan a los siervos y se muestran tolerantes con la religión de sus pobladores. Muchos cristianos mantuvieron sus creencias bajo el poder político musulmán, fueron los mozárabes, aunque la mayoría de la población hispanogoda acabaría convirtiéndose a la nueva religión.
Del año 711 al 756, la península, que empieza a ser llamada Al-Andalus, será gobernada por emires (gobernadores) dependientes del Califa Omeya de Damasco. El año 756 Abderramán I, un príncipe Omeya, que escapó de la matanza de Abu Abbas (el nuevo califa del Imperio Árabe que trasladará su capital a Bagdad), se instala y apodera del emirato de Al-Andalus, cuya capital era Córdoba, titulándose emir independiente. En 911, Abderramán III, descendiente suyo, se proclama califa, independizándose totalmente de Bagdad. Durante el emirato aún se reconocía la supremacía religiosa del califa de Bagdad; a partir de este momento, se rompe la unidad religiosa del Imperio Árabe. El siglo X coincide con el momento de mayor esplendor del Califato Cordobés. Sus sucesores Al-Hakan II, Hixem II, etc. prolongan el esplendor hispanomusulmán hasta el año 1031, en que el califato se fragmenta en multitud de reinos independientes llamados “taifas”. Esta fragmentación de Al-Andalus impulsará la expansión de los pequeños reinos cristianos (Reino Astur-Leonés, Navarra, Castilla, Aragón, etc.) que se habían ido consolidando en el norte de la península Ibérica, y que pronto se emanciparán de la tutela cordobesa. Esta expansión se producirá hacia el sur, aprovechando la tierra de nadie que existía en torno al valle del río Duero. Los historiadores cristianos llamaron a esta conquista, “Reconquista” por considerar que estaban restaurando la unidad política del desaparecido reino visigodo, pero en realidad nada tenía que ver con aquello. Eran otros tiempos, pero como elemento justificador y legitimador de la expansión cristiana venía muy bien.
Durante los siglos XII y XIII Al-Andalus se vió reforzado por la llegada de los Almorávides, primero, y de los Almohades, después, que intentaron, sin éxito, frenar el avance cristiano hacia el sur. En el año 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa, los almohades fueron derrotados definitivamente por una coalición de reinos cristianos. El final de al-Andalusreino nazarí de Granada, en la Andalucía oriental, que todavía logrará mantener un simulacro de reino independiente hasta el año 1492 cuando los Reyes Católicos (que había unido las dinastías reinantes en Castilla y Aragón), decidieron conquistar definitivamente este reino. Se ponía fin a una etapa que se había iniciado con la llegada de las tropas de Tariq en el año 711. Desde el punto de vista artístico distinguiremos dos etapas o momentos claramente diferenciados: el arte de época califal, centrado en las realizaciones cordobesas; y el arte nazarí, centrado en el palacio de la Alhambra de Granada.

Durante ocho siglos la presencia del Islam en occidente servirá para consolidar el legado de las grandes civilizaciones de la antigüedad y difundirlo a todo occidente. La filosofía griega, la ciencia, la medicina, las matemáticas, etc. recibirán un extraordinario impulso en la civilización islámica, que sabrá adoptar como propia la cultura de los pueblos sometidos y dotarla de un nuevo impulso. Síntesis y puente de civilizaciones es la mejor definición que cabe hacer de esta época clásica de la civilización islámica.
No obstante, su supervivencia como realidad política estaba condenada. La expansión de la Corona de Castilla por la Baja Andalucía, la consolidación del reino de Portugal al oeste, y la expansión levantina de la Corona de Aragón, redujeron la presencia política musulmana al reino Nazarí de Granada que, desde el s. XIII, se convertirá en un reino islámico amenazado, logrando alcanzar las postrimerías del s. XV, hasta que superadas las rivalidades civiles que habían enfrentado a los reinos cristianos peninsulares, Castilla se lanzó a la definitiva conquista del reino de Granada, que sucumbirá en 1492, el mismo año en que las naves que Colon comandaba, alcanzaron las costas del continente americano. Una nueva era empezaba y parecía que los musulmanes hispanos no estaban invitados a ella.

11/13/2012

LA PARTE POR EL TODO 3



RELIEVES DEL ARA PACIS.
S. Roma 13-9 a C.
Mármol de Carrara (Italia)




¿Por dónde caminan estos niños? ¿De qué solemne friso forman parte?
Descubre y describe las características formales de estos relieves, así como la importancia de la obra de la que forman parte.
¡A ver si os animáis! ¡todo no van a ser exámenes!

UN VIDEO PARA ACCEDER AL ARA PACIS






O UNA SESUDA EXPLICACIÓN GENTILEZA DEL GRUPO CREHA
La escultura romana se mueve entre la admiración por el legado clásico del arte griego y el interés por hacer de la escultura un elemento de representación realista y que pueda tener un aprovechamiento práctico. Por ello, la escultura romana se dedica en buena medida por una parte a copiar muchas de las obras más conocidas del arte griego y también a imitarlas, y por otro lado a desarrollar una expresión singular de su plástica escultórica que pueda servir para conmemorar la aportación de su civilización a la Historia: el retrato y el relieve.
Tanto uno como otro tienen como fundamento el realismo heredado de la escultura funeraria etrusca, cuya tradición se prolonga largo tiempo en el arte romano, y es además un buen ejemplo del talante artístico de este pueblo, pues no deja de ser una forma de darle un valor práctico a la expresión plástica. El retrato inmortalizará la imagen de muchos de los magistrados y patricios de época republicana y por supuesto de los emperadores en época imperial, sin olvidar otros personajes no menos influyentes como emperatrices, lugartenientes, herederos, amantes y también personajes anónimos que igualmente han llegado hasta nosotros. El relieve por su parte, graba en la piedra para siempre hechos de armas, conquistas y campañas que fueron ampliando las fronteras del Imperio.
En ambos géneros alcanzaron los artistas romanos un nivel de calidad técnica difícilmente igualable, hasta el punto de que la excelencia del relieve romano se añoraba todavía en muchos relieves medievales. En el caso del retrato destaca la perfección de los rasgos y de la fisonomía de los personajes, y algo más difícil de conseguir, su profundidad psicológica. En este sentido la tradición de las imagines maiorum o mascarillas con las que se obtenía la imagen precisa del difunto del que iba a realizarse su retrato funerario ya desde época etrusca, contribuyó mucho a perfeccionar las técnicas realistas del retrato romano.
El relieve, sorprende por su detallismo y precisión en el modelado; su ritmo compositivo, producto de una enorme variedad de soluciones plásticas en posturas, disposiciones, composiciones, etc, en la obra; y su capacidad perspectiva mediante la técnica que hará famoso a Donatello en el Renacimiento, el schiacciato: una técnica que a través del diferente volumen con el que sobresale el bulto de cada parte del relieve, propicia la ilusión óptica de diferenciar varios planos de profundidad o de perspectiva. Con todo ello se alcanza además un nivel técnico en la expresión narrativa caracterizado por su amenidad, pero también por su claridad y precisión.
El comentario que nos ocupa se refiere al campo del relieve escultórico, realizado sobre un edificio singular, un altar que se levanta en Roma para conmemorar las campañas de Augusto que habían logrado establecer, después de tanto tiempo, una paz en el entorno romano, LaPax augusta.
En efecto, al regreso de Augusto de sus campañas en Hispania, contra los vascones, y en la Galia, el Senado decidió consagrar en el Campo de Marte el Ara de la Paz, donde sacerdotes, magistrados y vírgenes vestales debían realizar un sacrificio anual. Su localización coincidía con el posterior Mausoleo de Augusto y con el famoso Horologium Augusti o reloj de sol que utilizaba como aguja un obelisco.
Se trataba por tanto de un altar a modo de pequeño templo, de forma rectangular, con el ara en el centro sobre un pedestal escalonado y un recinto murado rodeándolo con dos entradas, originalmente al Este y al Oeste (en la reconstrucción de 1938 en el norte y sur): El principal, con escalinata para los oficiantes, y el posterior para las víctimas.
Las esculturas que lo decoran se concentran principalmente en el muro exterior y también en el ara de los sacrificios. En realidad podrían distinguirse cuatro grupos escultóricos: los dos frisos externos con el desfile procesional; los cuatro relieves alegóricos que flanqueaban las dos puertas; el zócalo corrido externo, con roleos y acantos; y el friso interno, con bucráneos y guirnaldas. En la parte inferior se representan formas vegetales y frutales: guirnaldas con espigas de trigo, manzanas, peras, granadas, higos, bayas, nueces, uvas, frutos silvestres, etc. También roleos (motivos vegetales enrollados) clásicos, con sus caulículos (o tallos), florones, tallos, palmetas, hojas y flores, sin que faltaran los bucráneos(cráneos de buey), importantes en este contexto pues el sacrificio dedicado a la Pax en este Ara eran dos bueyes. Aparecen también cisnes alusivos al dios Apolo, así como las figuras deEneas Rómulo flanqueando las puertas, en alusión a la renovación de Roma conseguida por Augusto. Todo en una cierta maraña compositiva que nos hace pensar en el horror vacuii.
Los frisos superiores representan, al modo de las procesiones de las Panatheneas, a Augusto encabezando un cortejo donde le acompañan su familia al completo, mecenas, amigos, colaboradores, los miembros del Senado, los sacerdotes, los magistrados, las vírgenes vestales, etc, de camino al sacrificio que honrara la paz y a sus dioses Jano y Pax. Al primero se le ofrece un carnero, al segundo dos bueyes.
Su solución plástica trata en primer lugar de rellenar obsesivamente todo el espacio, pero con una técnica narrativa, clara, de técnica precisa y nítido realismo, donde el nivel del relieve marca la perspectiva. Así las figuras del primer plano se representan el alto relieve mientras que las de segundo y tercer plano se realizan en medio y bajo relieve. Las actitudes de los personajes varían entre sí, lo que otorga ritmo compositivo y movilidad a la composición, a pesar del número de personajes. Se pierde así el sentido procesional griego, pero se gana en ritmo y plasticidad.
En cualquier caso, la representación es sumamente elegante. No sólo se respeta minuciosamente el protocolo familiar y político de la procesión, sino que toda ella discurre pausada y ordenadamente. Con sus togas majestuosas y sus poses sosegadas. Y aunque está clara su influencia fidiaca de las Panatheneas, lo cierto es que aquí es diferente la composición, la técnica, el ritmo del relieve y la individualidad de los personajes.
FUENTE: http://www.artecreha.com/Miradas_CREHA/ara-pacis-de-augusto.html

11/07/2012

LA ESCULTURA ROMANA, ACTIVIDADES.

 

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Escultura del emperador romano Augusto de Prima Porta (Museos Vaticanos). Copia en mármol de un modelo original en bronce.



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